TEHUANTEPEC, Oax.- El origen, ritualidad y simbolismo de las
fiestas patronales en honor de Santo Domingo de Guzmán, santo patrón de esta
localidad zapoteca, se habían perdido bajo un enorme techado de lámina
patrocinado por la mayor cervecería de la región y cientos de botellas vacías
de la misma empresa.
Ya la gente no recordaba que antes del baile con los mejores
grupos tropicales del momento, y la alegría proporcionada por la cerveza y el
licor, existía todo un ritual previo al gran día de fiesta para honrar al
fundador de la orden dominica, un hombre piadoso que rechazó tres veces ser
obispo y prefirió ser siempre un misionero predicador.
Han sido varios los factores que contribuyeron a desviar el interés de la población por la
parte ritual de estas festividades, señala el cronista de Santo Domingo
Tehuantepec, Rómulo Jiménez Celaya.
Mientras degusta unas “garnachas” en el tradicional puesto
de Reyna, junto a la enramada que es el punto de reunión para cada una de las
actividades de esta celebración que dura
una semana completa, el cronista trata de explicar qué fue lo que pasó.
“Esta fiesta tiene sin duda una reminiscencia colonial, tras
el paso de Fray Bartolomé de las Casas que estableció el culto a Santo Domingo
de Guzmán, fundador de la orden dominica, pero luego se pierde en la oscuridad el
tiempo cómo se realizaba”, indica.
Fue hasta hace dos décadas, cuando la festividad estaba a
punto de desaparecer, porque no había mayordomo que pudiera sostener un gasto excesivo para
llevarla a cabo la fiesta para todo el pueblo, que la autoridad municipal tuvo
que “entrarle al quite”.
El joven y corpulento cronista de Tehuantepec, de 45 años
cuando la mayoría de quienes desarrollan esta responsabilidad son mayores de
sesenta, relata que el primer presidente municipal que absorbió la mayordomía
fue Francisco Arango Alvarado, a
mediados de los años 90.
“La sociedad había dejado de organizarse, ya no había
cofradías, y las personas pudientes del pueblo que generalmente eran los
mayordomos, tenían que repetir año tras año al no haber más candidatos solventes
para pagar las fiestas”, sostiene.
La crisis económica del pueblo fue sin duda uno de los
factores que orilló a la autoridad municipal a asumir la mayordomía, los tres
años de su gestión, fin de garantizar la
permanencia de estas fiestas patronales.
“Pero por otra parte, la gente se alejó, no sabemos las
causas específicas, y ya no asistía al Xhibeu, el primer día del mes, ni acudía
a la Traída de flor, ni a la misa; sólo se concentraba en el baile y a tomar,
por lo que se perdió toda es aparte ritual”, añade.
La entrevista se detiene por unos momentos cerca de la
medianoche por el temblor que, conforme con el Sismológico Nacional, tuvo su
epicentro en el cercano puerto de Salina Cruz.
Tras el breve susto, Rómulo Celaya continúa su relato: “Los los
jóvenes de Tehuantepec ya no conocen su historia, su cultura, no saben qué es el
Xhibeu ni por qué se va a la traída flores, o por qué se baila en el convite el
Son del Pescado, el Son de Bandaga o Son de la hoja”.
Bueno, hasta la tradición de las carretas adornadas con
flores y papel de china se había empezado a perder porque ante la modernidad ya
son pocas las yuntas que existen en esta localidad, cuando el propósito
original del convite consistía en que todos los gremios acompañaran a dejar las
flores a la iglesia.
El convite, narra, congregaba a los campesinos que eran
quienes cultivaban las flores para el santo patrón; los pescadores, los shuanas
o cuidadores de las iglesias de los distintos barrios portando las velas
labradas; las mujeres ataviadas con su huipil grande o badaniroo de encaje
almidonado que les enmarca el rostro. Todos encabezados por los
mayordomos.
Con el propósito de recuperar el origen, historia y
ritualidad de las fiestas de Santo Domingo Tehuantepec, el actual mayordomo y
presidente municipal erradicó, de entrada, la “enramada” de lámina por una de
carrizo sostenido por troncos de bambú.
También, con el respaldo de los shuanas y shelasuans (las
esposas) se planearon todas las actividades tradicionales que se realizaban
anteriormente y se hizo una amplia labor de difusión invitando a la gente no
solo de la ciudad, también de agencias y colonias, y de municipios cercanos, a
participar.
“No todo ha salido al cien por ciento, como lo marca la
tradición, y mire que los tehuanos somos bastante estrictos con nuestras
costumbres, pero ya se vio un avance, ya vimos que más gente participó.
Confiamos que en los próximos años las fiestas vayan mejor”, concluye.